El robo parecía perfecto, más sincronizado que baile de caballitos en calesita; una obra maestra digna de un artista. Toda una puesta en escena que tuvo en vilo a negociadores y efectivos de la policía; con toma de rehenes incluida; ancianas al borde de la locura tejiendo chalecos de fuerza mientras tomaban mate con torta frita frente a sus televisores.
Luego del "asalto del siglo XXI", los diarios, noticieros y canales de la Iglesia Universal Pictures no pararon de hacer elucubraciones: que se escaparon por este desagüe hasta aquella alcantarilla, que se fugaron en motos de agua tipo Chips, que salieron en gomones hasta el Río de La Plata y allí los esperaba el Capitán Nemo en su submarino.
La opinión pública los consagró como genios en lugar de delicuentes; los policías se sacaban los piojos cual monitos y se los comían a la vez que se rascaban la cabeza. Claro, nos dejaron boquiabiertos porque fuimos víctimas de un engaño espectacular; con decir que "Nueve Reinas" es un poroto en comparación con este atraco (Darín, metete todos tus premios en el ort...piiip).
Pero, como en toda película de Jolibud, las cosas no podían terminar del todo bien. Porque, así como nos engañaron a todos, también fue engañada la novia de uno de los delincuentes (la hermana de Pepita la Pistolera). Al no respetar el código que dice "Entre ladrones no se roban", Pipona la Bandolera destapó la olla al enterarse que su pareja se habría fugado al Paraguay con un gato más joven, miembro de la banda.
A partir de sus declaraciones fueron cayendo uno a uno los artífices de la mayor hazaña desde que Palito Ortega dejara la política y retornara a lo que mejor sabe hacer, componer y cantar canciones hiteras (?).
Todo este desenlace nos pincha el globo de manera comparable a cuando nos enteramos que Papá Noel y los Reyes Magos no eran ni más ni menos que nuestros padres. Es como comprar una PC y descubrir dentro del CPU a un hamster corriendo en la ruedita para hacerla funcionar; o como entrar a un restaurante de lujo y ver que la cocina está infestada de cucarachas.
No es justo, se nos caen nuestros héroes anónimos y todo por culpa de un asunto de polleras. Nunca hay que mezclar el trabajo con el sexo, lo dijeron la Cicciolina y la Coca Sarli unos cuantos años atrás.
Al momento de ser apresado en Paraguay, nuestro cronista le formuló unas preguntas al delincuente pero como respuesta obtuvo unas declaraciones en perfecto guaraní. Si alguien sabe qué quiso decir, le pido por favor que lo traduzca en el espacio reservado para comentarios. Muchas gracias.
Cronista: quién lo delató?
Delincuente: ya le averiguaré.
Cronista: qué hará mientras espera a ser juzgado por el robo?
Delincuente: andaré por ahí.
Por el momento, eso fue todo.
Guille (más indignado que nunca)